martes, 14 de marzo de 2017

                           A TI…
Con el divagar del tiempo,   las cicatrices del alma,  y,
 en el corazón las cicatrices de la soledad
la cual te encierra, te encasilla, y te apresa tan fuerte que no existe espacio
para el amor.

Pero en el andar del tiempo y en la vanidad de los sueños
Encuentras que estos mueren, cuando muere el soñador.

Y,     hoy eres el ave, que remonta el vuelo, llevando consigo
Un trágico tropel de ensueños prohibidos, viajando a las historias no realizadas.

Donde el espécimen perfume de tu esencia, figurada en tu silueta de mujer,
Carcome candentemente el tiempo de un triste pasajero de la vida.

Y… hoy con tu estallido de ti, mujer, deslumbras,
Irradias, candentemente
Mi soledad penumbras

Y apareces en el viento como si las mismas olas del mar,
Pudiesen conducir tu naufragio desconocido.

Pero basta saber que entre nostálgicos amaneceres,
Haces en mí, un nuevo sueño del que jamás quisiera despertar.

Quizá hoy llegue tarde, no sé ¿cómo? o ¿para qué?,
Pero seguro de que estoy  aquí,
Y tú tatuada en mí propio inconsciente, pero tan lejos de mi realidad.

Eres el sueño, el anhelo, que divaga entre cada uno de mis sueños prohibidos, y de mis realidades paradójicas, como se suele ver y no tener.

Eres el árbol plantado en un jardín prohibido,
Donde la esencia pura de furor de mujer habita.

Donde no existe límite para lo real y lo imaginario,
Pues no hay cabida, para la insólita realidad solo para un deseo.

Eres la luz de la oscuridad de una oscuridad jamás habitada, pero muy ansiosamente
Soñada y esperada.

No basta ver tus labios, y el estremecer de tu  boca pronunciando palabra alguna


Sino simplemente ver tus ojos y divagar en tu mente expresando en ella lo especial que tu hoy eres para un simple escritor.
                                                                 Lic. Jocser Molina